Bioparc Valencia alberga el único individuo de España de la rara musaraña elefante.
El engañoso nombre de este poco conocido mamífero que no es una musaraña proviene del llamativo hocico, similar a la trompa del elefante. Bioparc Valencia es el único parque de España donde puede contemplarse esta peculiar, diminuta y extremadamente veloz especie incluida en la Lista Roja de la UICN.
Valencia, 25 de marzo de 2024.- La maravillosa biodiversidad no deja de sorprendernos. Porque es esa característica de inmensa variedad de vida la que hace irrepetible al planeta Tierra, hasta ahora, nuestro único hogar conocido. Millones de especies de fauna y flora, muchas todavía sin descubrir, son el verdadero patrimonio mundial que debemos proteger y, por el contrario, somos su mayor amenaza. Cada 10 minutos de extingue una especie y seguimos actuando como si esto no fuera un problema, esquivando una realidad que de forma inminente nos está golpeando. El concepto Bioparc, con la Fundación y los parques de Fuengirola, Valencia y el Acuario de Gijón, nace para hacer frente a esta indiferencia y apatía, para despertar a la sociedad, para reconectarnos con la belleza de la naturaleza y, lo más importante, para hacerlo ya, porque no hay tiempo que perder.
Todas las especies son importantes en el equilibrio natural y Bioparc Valencia es ahora un ejemplo de los dos extremos. Si recientemente nacía el segundo elefante, el animal terrestre más grande que existe y uno de los más populares, ahora es el único parque de España donde puede contemplarse a uno de los más pequeños y desconocidos, la musaraña elefante de orejas cortas (Macroscelides proboscideus), de tan solo unos 10 cm de longitud y 40-50gr de peso. El objetivo es mostrar esa biodiversidad y, al mismo tiempo, actuar directamente en su conservación. En la zona que recrea la sabana, se ha adecuado al bienestar de esta poco conocida especie del sur del continente africano un terrario que permite observar muy de cerca un macho procedente del Zoo de Frankfurt (Alemania). La elección del nombre común es ciertamente engañosa porque evolutivamente son parientes muy lejanos de las musarañas y realmente se debe al singular hocico que asemeja una minúscula trompa de elefante. En este sentido, la literatura científica más reciente se refiere a esta especie como “sengis”.
La biología y el comportamiento de la musaraña elefante de orejas cortas también es atípica, puesto que es monógama y no migratoria, por lo que la pareja pasa la mayor parte de su vida en una misma zona. Sin embargo, cada miembro es solitario, la hembra cuida la camada que mantiene sin vigilancia en alguna área protegida regresando una vez al día para alimentarla. Los partos son muy reducidos, de tan solo 1 ó 2 crías, que son precoces, con pelo, ojos abiertos y pudiendo correr pocas horas después de su nacimiento. Esta capacidad de desplazarse a gran velocidad los sitúa entre los pequeños mamíferos más rápidos, alcanzando cerca de 30km/h. Lo más llamativo de su anatomía es su hocico, con significativa movilidad y alargado, que utiliza como una sonda en la búsqueda de presas invertebradas y que menea rastreando olores en el entorno. De dieta omnívora, utiliza su larga lengua para introducir inmediatamente en su boca las presas capturadas.
El hábitat de la musaraña elefante de orejas cortas son zonas de intenso calor, por lo que su actividad es crepuscular. Se encuentran en llanuras de grava en zonas desérticas y semidesérticas, con escasa vegetación herbácea, matorrales y arbustos bajos dispersos. Incluida en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), actualmente su población es estable.