Primer nacimiento del 2021 en Bioparc ha sido una cebra
Una de las noches más frías de esta histórica tormenta, en la madrugada del pasado lunes, la nueva vida se abría camino y la naturaleza mostraba de nuevo su lado más tierno con el primer nacimiento del 2021 en Bioparc. La cebra “La Niña” paría un precioso potro y, tras confirmar que es una hembra, los cuidadores han querido llamarla Filomena.
La manada de cebra de Grant (Equus burchell iboehmi) que habita la sabana del parque sigue consolidándose como grupo reproductor de referencia de esta emblemática y amenazada especie africana incluida en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
El equipo técnico ha decidido mantener los primeros días a la cría con su madre a refugio de las bajas temperaturas y ahora ya disfruta del sol de la sabana de Bioparc junto con rinocerontes y avestruces.
El padre es el macho Zambé, procedente del Safari de Peaugres (Francia), y la madre se trasladó desde el Zoo de Halle (Alemania). Las otras dos hembras, Bom y Lucy llegaron de Copenhagen Zoo (Dinamarca). El parto de esta experta madre sucedió con total naturalidad y, ante las bajas temperaturas, el equipo técnico decidió mantener en sus recintos interiores a la madre y su cría hasta comprobar que esta última estaba en perfecto estado y suficientemente fuerte.
Una vez observado que amamantaba con normalidad y cuando la ola de frío va reduciendo su virulencia y el cálido sol está ganando terreno, se ha decidido dar acceso al recinto exterior. De esta forma, ya podemos ver a la pequeña Filomena corretear junto a los otros miembros de la manada en el recinto multiespecie de la sabana de Bioparc donde conviven con rinocerontes, avestruces y marabús.
Este primer nacimiento del año es una gran alegría para todo el equipo de Bioparc y, de igual manera que la vida se abrió camino en medio de la tormenta, este precioso potro es un motivo de esperanza para afrontar este 2021.
En estos días de frío es curioso recordar que existe una hipótesis que dice que bajo cada franja negra de una cebra existe una capa de grasa que puede calentarse cerca de 20 grados o más que las zonas blancas. Esta diferencia de temperatura entre las franjas a lo largo de su cuerpo parece generar corrientes de aire, que tendrían una función termorreguladora.